Noche Mexicana Filosófica.

En estos días he tenido la dicha de ser testigo de la bondad de varios hombres con quienes la vida me ha puesto en la bendita circunstancia de convivir de cerca. Sea por mi calidad de analista político o sea porque, el siempre impredecible destino nos tenía guardada en esta época de nuestras vidas la bendita coincidencia. Me ahorrare sus nombres para no caer en la vulgar adulación.

Disfruto sustancialmente que esa magnanimidad de miras sea precisamente en personas nacidas y hechas aquí en Matamoros. Pidiendo prestada la retórica de AMLO en la noche del grito, son lo que sin lugar a dudas podemos llamar “héroes anónimos”. ¡Viva por ellos!

Que placer poder ser testigo de que en Matamoros hay personas buenas, quizá sea tu caso querido lector, y no te gusta hacer promoción de tus bondades, pues te queda claro que eso de echarse porras solo, más bien es vituperarse. Hoy más que nunca estoy convencido que la bondad confina con la grandeza.

Quien tiene necesidad de ser constantemente elogiado o elogiarse se burla de este siglo que lo vio nacer, con lo cual la sociedad queda dispensada de comprenderle y hasta de aplaudirle; pero hay quienes disfrutan descansar en esta ignorancia, y se comunican mutuamente la cantidad de luz que cada uno posee, es como si el sordo pone al corriente al ciego.

Querido y dilecto lector, como me veo dominado por el vago prurito de saber nuevas historias hoy te comentaré algunas de tantas que me llegan sin andar buscándolas, por el mero hecho de que la gente me envía comentarios para ser replicados.

Y como aventurarse es una vocación solitaria, una maestra decidió utilizarme como su medio para ventilar una queja, la cual no sé qué tan grave sea, el nombre de la audaz maestra es Astrid Capistrán y no puedo callarme lo que me envió, que dice textual lo siguiente: Aprovechando que estas en los medios de comunicación, Como tú sabes soy maestra del Cendi 7 de Matamoros, quiero que sepas que desde hace tres semanas el Gobierno del Estado no ha mandado el alimento de los niños y lo más grave que es en todos los Cendis del estado, ojala y esto se solucione pronto TODO POR EL BIEN DE LOS NIÑOS. Salió al aire.

Si esta situación ya fue superada, felicidades. Y si no, esperamos que sus directicos obedezcan siempre a la disciplina, que sean esclavos de la consigna de servir, personas escrupulosas y fieles a sus deberes. Y sobre todo que busquen ser elogiados por su probidad. Viniendo esta observación de una ciudadana en la más estricta de sus definiciones.

En ese tenor quiero expresar que me gusta la palabra ciudadano pero prefiero la palabra hombre como género humano con la idea de aspirar a servir a personas para hacer el “bien” que legítimamente le corresponde al poder político, acorde con la más básica de las formulas políticas de la Teoría del Estado.

Agradezco a mi amigo Lito quien atinadamente me sugirió algunas lecturas sobre ciencia política para no caer en la miseria del punto de vista literario, limitado a dos o tres libros llamados clásicos, y de esa manera evitar el dogmatismo tiránico de los pedantes oficiales, pues en el mundo de las ideas, entre dos claridades, me inclino más a la iluminación que al incendio. Y claro está, como dicen los poetas, que un incendio puede producir mucha luz, pero ¿Por qué mejor no esperar la salida del sol?

Perdóname el nepotismo narrativo estimado y sesudo lector, pero debo aclarar que mi madre siempre decía que un volcán alumbra, pero alumbra mejor la salida del sol. En medio de tanto hurgar en el mundo de las ideas, concluyo que, en última instancia prefiero la blancura de lo bello y mesurado que el resplandor de lo sublime y apasionadamente desmesurado.

No sé en qué momento me puse a filosofar contigo amigo lector, pero concluyo que no es bueno para nadie la claridad turbada por el humo, pues un progreso, ya sea familiar, laboral o el que fuere, comprado con la violencia solo satisface a medias. Lo que debe pasar siempre sucede.

Y por último he de comentar que me encanta el colorido de las fiestas mexicanas. Los tumultos que se hacen propiciados por el sentido de pertenencia acrecentado por una fecha que nos recuerda lo que somos: mexicanos.

Música, colores, sabores e indumentaria propia y característica del momento que nos define y nos hace por un momento cobrar sentido de nuestro nacionalismo. En Matamoros, nuestra plaza estuvo pletórica de mexicanos que embriagados de una algarabía que se desbocaba conforme se acercaba la hora del grito más mexicano que existe y que nos enorgullece.

209 años de la gestación de nuestra independencia. El 27 de septiembre se cumplirán 198 del nacimiento de la misma.

El tiempo hablará.

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