Primera mujer presidente en la Coparmex Matamoros.

Abordar la crónica de la tía Elsa tiene la dualidad de ser sencillo y complicado a la vez porque son muchas historias en la inmensidad de sus relaciones con una hoja de vida muy extensa. Un ser eminentemente gregario que siempre se daba empáticamente a quien se cruzara en su camino. Ella fue de esas personas que nos facilitan en la narrativa el uso de consideraciones más elevadas.

Hay muchas anécdotas fascinantes de ella. Al medir el pulso de la historia contemporánea de Matamoros es imposible no encontrarse con las actividades ubicuas de la tía Elsa. Directora de su propia empresa, Turismo Axial, S.A.

Fue la primer mujer presidente de la COPARMEX en su filial local, el Centro Empresarial de Matamoros. En el año 2003 dentro de este centro patronal, en las postrimerías de la presidencia de Rubén Carrillo se presentaron dos candidaturas para relevarlo.

Tradicionalmente la Coparmex Matamoros había sido presidida por hombres, pero en esa ocasión los empresarios Carlos Reyes y Miguel Guerra propusieron a la tía Elsa quien compitió contra un eminente empresario de nuestra ciudad al cual le ganó en una emocionante votación no apta para cardiacos pues al final ella logró 21 votos a favor contra 20 de su rival.

Una extraordinaria mujer que dejó huella en el ámbito empresarial según dicen quienes la trataron en ese rubro. Logró un incremento importante en el número de socios por el sentido humano que le dio a este sindicato patronal, amén de que sus contemporáneos se expresan con suma deferencia aludiendo a las buenas relaciones de confianza que supo crear en su entorno al grado que es justo en este tiempo cuando se acuñó la expresión en diminutivo con su nombre, “La tía Elsita”.

Sobresalía por su extraordinario manejo sincero, su actuar de buena fe en todo momento, tanto en la vida interna del organismo como en los asuntos personales que se le confiaba. Algo que impactaba positivamente a sus colegas de la Coparmex era que cuando iba a la Ciudad de México, sin ser la representante de un centro empresarial tan grande, los grandes empresarios de las magnas urbes se expresaban de ella muy bien. Lograba acaparar la atención por ese don de gente que la caracterizó. Trabajar con ella como presidenta fue excepcional.

Con este triunfo marcó una pauta muy trascendental en la historia de ese organismo pues rompió el techo masculino al convertirse en su primer mujer presidente, del año 2003 al 2004, siendo relevada por Juan Carlos Córdova.

Sus actividades en voluntariados como en asociaciones civiles son muy numerosas y versátiles, lo mismo podemos mencionar a Toastmasters, al Comité de Fiestas Mexicanas, a la Asociación Gilberto, a la Cruz Roja Mexicana, incluso al Comité Organizador del Congreso Anual de la Asociación Nacional de Cronistas de ciudades mexicanas entre muchas otras.

Pero la más emblemática de todas ellas fue su labor en la Asociación de Ancianos Pan de Vida a donde se integró en marzo de 1985. Se le recuerda dando boletos para venta de rifas de beneficencia. En algún momento se enteró, gracias a otra matamorense amiga entrañable y generosa igual que ella, que el Senado de la República tenía una partida para apoyar a este tipo de asociaciones y le mostraron el camino más accesible para poder traer esos recursos al asilo.

En la política fue segunda regidora con Alfonso Sánchez en el 2010, estuvo en varias comisiones, fue presidente en la de economía y estuvo también en las de panteones y cultura. Se le recuerda como una persona que siempre estuvo ideando para saber qué decirle al presidente y al cabildo, insistiendo mucho en el proyecto de banquetas.

Tuvo varios reconocimientos en vida. Recibió la presea Casamata 2007 por la Asociación de amigos del propio museo, el Centro de Orientación y Apoyo a la Mujer (COAM) la distinguió como “La Mujer del Año” en el 2014 y en el 2019 fue “Líder distinguida en negocios” por la Universidad de Texas en Brownsville.

Fue una mujer muy devota del cristianismo, catequista en la ciudad y en los ejidos. Todavía en este año 2023 fue a una misa en mayo en el ejido el Tahuachal, organizada por Rogelio García Moreno para pedir agua en beneficio de la siembra a la que asistió el Obispo de Matamoros Eugenio Andrés Lira Rugarcía.

La tía Elsa tuvo su arsenal de palabras que usaba continuamente y que la definían puntualmente: Shalom, Salud, Humildad, Amor, Liberación, Obediencia y Misericordia. La vamos a extrañar por siempre.

El tiempo hablará.

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