Tamaulipas Estrambótico.

La democracia es el poder soberano de las multitudes contra la cual no estaban de acuerdo Napoleón Bonaparte, Platón y Aristóteles, entre muchos otros; aún hoy en la actualidad hay quienes se sirven de la democracia cuando les favorece, pero la denostan con sus hechos cuando no.

En las entretelas de la lucha de poder que se da en Tamaulipas a raíz del cambio de gobierno que se avecina, ha sucedido lo impensable para muchos que esperábamos una transición tersa y en orden. Estamos en la época de los muchos debates y pocos acuerdos. La mente maquiavélica que orquestó lo que estamos viviendo en nuestro Estado es de una inteligencia perversa muy por encima del promedio humano. Logrando con su estrategia la división de los tamaulipecos en un momento que se requiere de unidad.

La situación es tal que la mesura es síntoma de debilidad, pues al parecer, si no tomas partido a favor de la suspensión de la elección entonces no quieres a Tamaulipas. Una capacidad dialéctica cargada de apasionamientos narrativos en la que lo único que se acepta es el juicio sumario en contra de quienes están a punto de llegar al poder. La prudencia para esperar el veredicto final de un TEPJF que ha dejado su decisión última al cuarto para las doce, ha sido sustituida por la narrativa mediática coordinada a nivel nacional, que pretende sembrar la desconfianza en el ánimo tamaulipeco, para que sea cual sea la decisión final de la autoridad electoral, afecte el inicio del nuevo gobierno con toda la implicación logística que de ello deriva.

Tuve la oportunidad de dialogar en la radio vía telefónica con Marco Antonio Baños (MAB), abogado electoral del CEN del PAN, una entrevista que se me asignó y la cual comenzó con mucha mesura por parte del entrevistado, pero en cierto momento del diálogo, el talante de MAB cobró cierta urgencia a mi parecer, y comenzó con sus cantaletas jurídicas a mencionar las acusaciones contra Morena de una forma que no permitía interrupción ni replica, una especie de pontificación o monólogo solo para ser escuchado y no cuestionado.

Al momento que lo interrumpí para hacerle algunas observaciones, curiosamente la comunicación se cortó. Me decepcioné porque su biografía no estuvo acorde con su narrativa, me dejo la impresión que solo quiso sembrar la semilla de la desconfianza y la polarización en la audiencia, en donde no dejan espacio para la duda inteligente.

Me hizo recordar el cuarto principio de once, de Joseph Goebbels, el jefe de propaganda nazi, cuando mencionaba el principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en grave amenaza. Hasta ahí la cita. Esto no tendría mucho que ver si no fuera porque todo parece indicar que el TEPJF a través del proyecto de sentencia del magistrado José Luis Vargas Valdez, plantea confirmar la victoria de Américo Villarreal. Ante la disyuntiva de este proyecto jurídico electoral, aún no consumado, la conducta atinada debe ser la prudencia y no la confrontación.

En ese tenor, el día de ayer el doctor Américo siguió en su camino de llegar a ser el próximo gobernador y ha develado el misterio de quiénes serán sus colaboradores más cercanos en cada una de las carteras del Gobierno del Estado. Muchos de los mencionados ya eran secreto a voces, esperamos que en cuatro días a partir de hoy tomen el mando de sus respectivas oficinas.

Querido y dilecto lector, en el morbo colectivo queda la incógnita de saber si en medio de todos estos desaguisados entre los que se van y los que llegan podremos ver a Cabeza de Vaca entregando la estafeta personalmente a Américo Villarreal, cosa que dudo. Pronostico que será algo parecido a lo que en su momento Donald Trump hizo con Joe Biden al momento de entregar la Casa Blanca.

Otra estrategia de Goebbels que sospeche en la entrevista con MAB es el principio de la unanimidad. Con el que se pretende hacer creer que las ideas que se desea difundir gozan del consenso de toda la población, de forma que quienes las acogen como propias sintonizarán con la «opinión» que quieren hacer pasar como general. Este principio aspira a aprovechar el conocido fenómeno del conformismo social, al que se atribuye una enorme capacidad para la persuasión, especialmente entre aquellos que desconfían de su propio criterio para tomar una postura.

Estamos siendo testigos de una lucha de poder en donde el síndrome de hubris del gobernador que se va, lo hace no escatimar nada para ver qué puede lograr a partir del sábado cuando ya no tenga fuero. Y solo le quedan cuatro días.

El tiempo hablará.

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