Semiótica y etimología.

Tus clientes más insatisfechos deben ser tu mayor fuente de aprendizaje. Bill Gates.

Mi querido y dilecto lector, según la maestra Carmona, mi titular de metodología de la universidad, el italiano Giovanni Sartori nos iluminó acerca de la semiótica como el estudio de los signos en la vida social. En su momento pensé como el estudiante baboso que era, ¿Para qué me servirá esta materia en la vida? Y hoy es oro molido para entender esta deyección política innecesaria en la que se ha metido por puro gusto el alcalde Jesús de la Garza frente a Mario López.

Hoy, gracias a este intento absurdo de comprometer a doce años las finanzas de nuestra ciudad con motivo de la instalación de las supuestamente económicas luces led, puedo entender que lo que en su momento, el aburrido Sartori anunciaba y denunciaba es que la demagogia, el engaño, la manipulación y el condicionamiento cada vez tienen más espacios para operar, pero que la mejor medicina para evitar la tragedia es aterrizar en nuestro entendimiento la simpleza de la dicotomía que nos ilumina la existencia: información y comunicación, amén de que quienes aún detentan el poder, así sea quince minutos, entiendan que ante la duda de un muy amplio e importante sector de la sociedad lo mejor es detener los proyectos en cuestión para evitar las cacofonías propias de los malos entendidos. El proyecto de las luces led traen más sombras y oscuridad que iluminación, el sentido común dicta que hay que parar.

El presidente electo Mario López entiende que aún no es autoridad establecida para detener la dinámica de esta compra, la cual se pretende hacer al cuarto para las doce, prácticamente al final de la presente administración, con un muy frágil sustento político que puede afectar más que beneficiar al erario de nuestra ciudad y por eso acude a la generalidad de los medios televisivos y en buena medida periodísticos y radiofónicos, que en este momento son su mayor fuerza.

Pareciera irrelevante apelar a las definiciones de las palabras que en su momento se nos inculcaron en nuestro conocimiento como grandes conceptos de las culturas desarrolladas, tales como “democracia”. En ese tenor, mi querido lector, la etimología del término nos lleva irremediablemente al griego, en el que “demos” significa “pueblo” y “kratos” es “poder”. Así pues, estamos hablando del “poder del pueblo”. Valga ésta reflexión, que justo en este momento de nuestra historia local, va más allá del chocante e intelectual ámbito etimológico y que, gracias a esta novela llamada “Las luces led” se inscribe con suma precisión en el ámbito político.

Trataré de explicarme. Suena sumamente contradictorio hacer una operación de compra venta de las dimensiones que se menciona, más de mil quinientos millones de pesos, a escasos días de terminar una administración, cuando dicha operación no es avalada por el gobierno que fue electo por mayoría democrática. Finalmente entiendo para que carajos sirve la petulante etimología de las palabras.

Decíamos en los juegos retóricos de la infancia, será verdad o será mentira, será la vieja del otro día; los regidores actuales de Morena, Jorge Rentería y Leticia Sánchez Guillermo, en una conferencia de prensa que debió haber sido más bien un comunicado al estilo de Elba Esther Gordillo, sin preguntas ni respuestas, pues creo que salieron un poco raspados por dos razones, la olímpica dualidad de sus argumentos y las incisivas preguntas de algunos periodistas que implicaban una especie de complicidad por parte del regidor Rentería en esta maraña de malabares financieros de fin del trienio que más bien debo decir conclusión del bienio. Que si se autorizó o no ante el cabildo; con engaños o sin ellos el sentido común, del cual, en lo personal presumo que de la Garza tiene mucho, dicta que esta operación plagada de luces led así como sombras financieras y políticas, si se ha de realizar deberá ser llevada a cabo por los que vienen y no por los que se van. Así de simple.

En alguna ocasión escuche la siguiente disertación un cuanto más cuanto coloquial y frívola pero que trae mucha luz al respecto. Qué pasaría si un grupo de funestos americanistas con camisetas intentara instalarse en medio de la porra de las Chivas. Estoy consiente sesudo lector que suena tonta la alusión, es más, como abogado que soy de mi mismo, me declaro prófugo de la estulticia. Regreso a la disertación. Para los grandes filósofos, se llama provocación. Para los que no son tan grandes en la filosofía, también.

Dejar lo que parece un boquete financiero tan grande a la siguiente administración, aun y que se pudiera tener argumentos válidos, a propósito de la semiótica política que nos heredó Sartori y de las circunstancias que ya cambiaron, esta compra suena a provocación. Es jugar al filo del reglamento como lo mandaba hacer Carlos Reynoso a sus jugadores en los ochentas. Rudeza innecesaria.

El tiempo hablará.

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