La Maestra.

Todo hombre tiene un precio, lo que hace falta es saber cuál es. Joseph Fouche.

Mi querido y dilecto lector, decía el francés Joseph Fouche en su tiempo que, el arte de callar es la ciencia magistral de ocultarse a sí mismo, pero sobre todas las cosas es la maestría para observar y conocer el corazón humano. Yo agregaría que cuanta información se puede obtener al saber aplicar con suma destreza esta forma de contemplar la conducta de las personas. Ayer, la maestra Elba Esther nos brindó una catedra de lo que no debe hacerse en política, hablar de más. Aunque quizá no es que precisamente haya hablado de más sino que simplemente expreso el dictado de su nuevo jefe, AMLO.

Lo entendible después de su liberación es presumir su libertad. Pero en política, en ocasiones la perfección es la enemiga de lo perfectamente adecuado. Se dice que EPN uso las instancias del poder judicial para poner en encierro preventivo a la maestra, y como ahora es otra persona la que tiene influencia en ese mismo poder judicial, resulta altamente perspicaz dos puntos relevantes en la liberación de la susodicha maestra.

La primera tiene que ver con su fecha de liberación. El 8 de agosto fue la fecha que AMLO recibió del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la constancia de mayoría que lo acredita como presidente electo de México. La profesora Elba Esther Gordillo, quien fuera líder del sindicato de maestros de México, fue liberada después de permanecer más de cinco años en prisión, la madrugada del mismo miércoles en que AMLO recibía su constancia de mayoría.

La segunda fecha tiene que ver con la reaparición mediática de la maestra. Astutamente aclaró que no era una conferencia de prensa, que solo era un comunicado, no habría preguntas ni respuestas, pero lo que si hubo fue un “oportuno” y buen número de incondicionales aclamándola como si fuera un rock star. Pluralizó algo que me pareció un excesivo protagonismo. Dijo que con su encierro no solo la habían afectado a ella, sino que también a todos los maestros y maestras del país. ¿En serio? Es justamente aquí donde diría el Piporro: ¡Tantellate maestra, tantellate! Y como si no hubiera sido parte de la misma mafia en el poder a la que aludía en su tiempo AMLO.

Obviamente no mencionó que ella representa ese sistema caduco por el cual la gente voto en contra. La fecha de su reaparición fue ayer 20 de agosto en un hotel que se encuentra a unos metros de su lujoso departamento en la zona de Polanco, que como bien dice Pascal Beltrán del Rio, un centro, informal de poder donde se tejieron innumerables alianzas políticas. Todo esto ocurrió la misma fecha en que se reunieron formalmente por primera vez el grupo de transición de los gobiernos salientes y entrantes y en la que AMLO aludió oportunamente a que a la maestra se le debe respetar su derecho de participación. Quién sabe la implicación y la profundidad de lo que esa declaración significa. Esperemos que no sea licencia para adueñarse otra vez del sindicato y de la educación.

Muy apreciado lector, decía el político alemán Otto von Bismarck que los acuerdos políticos son como las salchichas, dejan de inspirar respeto a medida que sabemos cómo están hechas. Todo esto son indicios de un acuerdo entre la maestra y el presidente electo. Esperemos que los acuerdos a los que hayan llegado no sea un retorno al pasado, aquel en que las estridencias sindicales eran más noticia que la educación misma.

Desde muy chavo recuerdo haber leído infinidad de veces aquel aforismo que a la letra dice: En política la forma es el fondo. Y si hay alguien que le sabe al tema de mandar señales, ese es nuestro presidente electo. Hay que intentar descifrar los mensajes que está mandando.

No podemos evitar comparar la técnica de adaptación y supervivencia política entre la maestra Gordillo y el francés Fouché. Sin duda consiste en una peculiar movilidad ideológica mutante y camaleónica, sea quizás la contradicción que encierra las claves de su longevidad y resistencia. A los ojos simples de un análisis superficial podría pasar la maestra por un villano o antihéroe, pero al igual que el francés, ama a su familia con detalles de incuestionable humanidad al igual que a su hija a la que colmaba de atenciones todos y cada uno de los días de su vida.

Esta marcada dualidad de apariencia entre la posesiva exlíder del SNTE y la mamá amorosa enfrentada a un destino titánico en un tiempo de huracanes es parte de una novela política que apenas comienza.

Lo que ya termina es precisamente la administración de Jesús de la Garza. Sería muy prudente dejar lo del alumbrado con luces LED al control e iniciativa total de la nueva administración y no dejarlo como una herencia. Por pura prudencia.

El tiempo hablará.

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