El morbo es el vicio más universal que existe. Mario Vargas Llosa.
Tuve la oportunidad de asistir a la primera sesión ordinaria del Cabildo de nuestro querido Matamoros. Debo aclarar que mi ontología existencial me hace evadir este tipo de eventos pero debo reconocer que fue bastante divertido sin menosprecio de la solemnidad inherente de este cuerpo colegiado. Me asombra tremendamente como se manifiesta algunas veces parte de lo que somos y en ese tenor el morboso que me habita emergió cínicamente de las mazmorras de mi subconsciente al ver la manifestación de la pluralidad partidista, sin escatimar las pasiones propias de la naturaleza humana, tales como enojo, ira, frustración, y todo un catálogo de reacciones humanas. Todo esto en tiempo real en el salón de sesiones Pedro Sáenz González de la presidencia municipal. Vino a mi mente la serie “House of Cards” en donde la política es el epicentro épico de las debilidades humanas.
Debo iniciar desde el principio cuando mi apreciable amiga y compañera Mónica Deiterman me mandó un mensaje vía WhatsApp para programar coincidir en la mencionada sesión con el único objetivo de analizar las formas y modos de los nuevos protagonistas del cabildo. A algunos (as) podríamos catalogarlos de neófitos.
Querido y dilecto lector, a mi leal saber y entender debo decir que todo parecía que iba a ser desesperadamente rutinario, pues cuando el alcalde Mario López (ML) dio indicaciones al secretario del Ayuntamiento Efraín Encinia Marín (EEM) para poner a consideración los primeros puntos a tratar hubo una uniformidad setentera en la que el resultado de los conteos de los regidores era por unanimidad. Parecía que sería solo una aburrida sesión de protocolo. Que equivocado estaba. En realidad se estaba cocinando un encuentro de carácter eminentemente republicano, donde los regidores de minoría se aplicaron en su rol de oposición y condimentaron sabrosamente este encuentro. Quizá les falto más inteligencia en su intervención pero por ganas no quedaron.
La exploración morbosa de las personas públicas me afloró cuando escuche al secretario EEM poner a consideración del Ayuntamiento para autorizar al tesorero municipal, Arnoldo García Lartigue, la devolución de ingresos indebidamente percibidos por el municipio en la pasada administración por la nada menospreciada cantidad de un millón treinta y cuatro mil setecientos sesenta y ocho pesos, los cuales, según se dijo, ingresaron a las arcas municipales como resultado de una actividad administrativa irregular de servidores públicos. Es decir, para regresar el recurso a las personas que indebidamente fueron infraccionadas o multadas en la pasada administración. Y déjeme puntualizar que esto de regresar dinero a la ciudadanía es inédito. Increíble pero cierto.
En este mismo punto me llamo la atención que la regidora panista Perla Patricia Elizondo Quintanilla, hija de su papá, de la dinastía política Elizondo y presidenta de la insulsa comisión de Igualdad de Género, pidió la palabra para leer el fragmento de una ley en la que prácticamente se pretendía crucificar a la pasada administración. Con razón o sin ella, hubo un momento que comenzó a ser bastante reiterativa y cansada su participación y no consideró ella que había tiempo límite de intervención y en dado momento el Secretario EEM amablemente finiquito su circunloquio cosa que por el rostro de la joven regidora no fue muy de su agrado.
Hubo un momento, después de que fue aprobado el Proyecto de Ingresos para el Ejercicio Fiscal del año 2019, esto de los números es aburrido para mí pero importante para el municipio; que salió a colación el tema de las becas. Este momento fue el punto álgido de mis emociones morbosas, cuando la regidora priista Vilma García intervino para acusar al secretario de educación Alejandro Villafañez Zamudio (AVZ) de condicionar las susodichas becas a que los alumnos trabajen, usando como pruebas de su acusación el trabajo de los medios. Incluso pidió, fuera del orden del día, a un compañero periodista que le permitiera una grabación, la cual utilizó para evidenciar al secretario de educación. Hasta este momento yo ya estaba invadido de una ansiedad por no saber en que terminaría todo el drama surgido. Y es cuando veo que el alcalde Mario López hace uso de su autoridad para ubicar en su justa dimensión este desaguisado. Pidió no perder el espíritu noble de usar una beca para sembrar en los alumnos su agradecimiento y su amor por Matamoros. Se comprometió a llamar la atención al secretario de educación AVZ en lo que deba enmendar.
A esta esencia republicana del cabildo solo le falta que los regidores dominen la lectura y la oratoria, no para que nos persuadan sino para que nos hechicen.
El epílogo que me sirvió de ansiolítico fue que las huestes de la señora Marsella Huerta de López llegaron para comprometerse frente al alcalde y la comunidad al tomar protesta el patronato DIF, quedando como directora del mismo la gentil maestra Claudia Olivares. Así concluyó este fascinante drama republicano llamado Cabildo de Matamoros.
El tiempo hablará.