El efecto AMLO en Tamaulipas.

La elección del 2016 en nuestro Estado fue el inicio del efecto AMLO en Tamaulipas. El triunfo del PAN con los 721,049 sufragios a su favor en la persona de Cabeza de Vaca fue de tal aturdimiento por poner fin al predominio priista de muchos años que muy pocos asimilaron la valía de los 32,183 votos que Morena obtuvo en esa ocasión en la persona de Héctor Garza González. Visto en retrospectiva podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que la semilla quedó sembrada desde entonces. La euforia del triunfo panista no vio venir la hecatombe que vendría poco a poco al grado que veían lejana la posibilidad de perder el Estado.

La elección del 2016 fue el encendido de motor de un bólido político llamado Morena que llevaba el sello de AMLO y que fue cuestión de tiempo para ir ganando espacios en las siguientes elecciones. La soberbia del triunfo arrollador de Cabeza de Vaca en el Estado fue el mayor factor de engaño, pues no les permitió concebir la mínima idea de que en dos años, el 2018, el corazón del electorado tamaulipeco emigraría a otra opción y a las pruebas históricas electorales me remito.

Ese año, 2018, hubo lo que se llaman elecciones concurrentes, es decir elecciones para distintos puestos como alcaldes, diputados federales, senadores y presidente de la República; fue cuando el efecto AMLO comenzó a sentirse. Como buen empírico que soy a las pruebas y la frialdad de los números me remito. Para la presidencia de la República en Tamaulipas AMLO obtuvo 786,210 votos y Ricardo Anaya 475,201, partiendo de esos números la aparente aplanadora cabecista comenzó a trastabillar.

Para la senaduría compitieron por Morena Américo Villarreal Anaya y Ma. Guadalupe Covarrubias Cervantes contra el PAN con Ismael García Cabeza de Vaca y María Elena Figueroa Smith. El partido guindo ganó con 610,306 contra los azules que lograron 605,418 y vaya que en esa ocasión el hermano gobernador movió cielo, mar y tierra para que triunfara su familiar; no pudo. Otro golpe del efecto AMLO a los vociferantes vientos del cambio.

En las elecciones para alcalde en Matamoros el ubicuo efecto AMLO también fue determinante pues en ese mismo año, 2018, un aparentemente desconocido Mario López pudo ganarle con 78,299 votos al candidato panista Carlos García González que obtuvo 66,613. Otro coscorrón electoral al panismo de Cabeza de Vaca en Tamaulipas.

Llegó el 2021 y con él volvieron a llegar las elecciones para alcaldes en Tamaulipas. El Efecto AMLO crecía a pesar de la retorica del gobernador Cabeza de Vaca. Otra vez el PAN perdía, en esta ocasión municipios grandes que gobernaban al inicio del sexenio frente a Morena como lo fueron Victoria, Reynosa y Nuevo Laredo. Matamoros se volvía a quedar con Morena con un estrepitoso y humillante triunfo sobre el PAN, 108,167 sufragios para Mario López contra 51,208 votos en la persona de Ivette Bermea, esposa de su anterior contendiente.

Con los números mencionados hasta este momento era para que los panistas comenzaran a considerar con seriedad el multicitado efecto AMLO. No lo hicieron. Se comportaban como si todas esas derrotas a lo largo del sexenio cabecistas nunca se hubieran dado.

El gran autoengaño fue que controlaban el congreso por medio de ciertas trampas leguleyas. El PAN mediante el verborreico gobernador tenía el poder y el control de gobierno pero no la simpatía del ciudadano común, esa se había ido perdiendo en forma gradual pero continua, y en eso llegó el examen final, la elección para gobernador del 2022. No aprendieron su lección. Paso a desglosar la frialdad de los números del efecto AMLO que en la embriaguez del poder panista nunca quisieron ver o asimilar.

Los candidatos a la gubernatura fueron el Doctor Américo Villarreal Anaya y el Ing. Cesar Verastegui. Llegó el domingo 5 de junio del 2022. Era la oportunidad para demostrar que el efecto AMLO en Tamaulipas era un mito pero a media campaña comenzaron a darse cuenta que era real y fue cuando el gobernador Cabeza de Vaca decidió convertirse en jefe de campaña de su delfín.

Querido y dilecto lector, es factible pensar que durante toda la campaña del 2022 el gobernador panista recordaba aquellos 32,183 votos de Morena del 2016 y como un acto reflejo de negación eso prevaleció en su mente y no toda las derrotas acumuladas a lo largo de su sexenio. Parecía que quiso ganar por decreto y no por votos ciudadanos. Otra vez el efecto AMLO se hizo presente. El resultado fue 731,383 para Morena y 642,800 para el PAN.

Esta es la narrativa de la evolución electoral en Tamaulipas de Morena fundado el 2 de octubre de 2011 y que no se le puede escatimar sus triunfos después de conocer la evolución y la contundencia de los números que de 32,183 en el 2016 paso a 731,383 en el 2022. Impresionante. Y esto no es ideología, se llama diagnóstico.

El tiempo hablará.

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