Un embajador mundano.

El destino marca el camino, verdad más clara nunca aprendí. Girolammo Casanova.

Si usted es mojigato y muy sensible a las letras atrevidas, no lea la presente columna.

Era un hombre poco conocido hasta el día de ayer. Su nombre es Oscar Ricardo Valero Recio (ORVR) y fungía como embajador de México en Argentina. Un diplomático de carrera con setenta y seis años de edad. Licenciado en Relaciones Internacionales con una maestría en el Colegio de México, donde impartió clases de Teoría y Ciencia política de las relaciones internacionales.

No conforme con ese perfil profesional es también investigador titular en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Es un hombre estudiado. Es un académico. Un intelectual. Y gracias a su conducta fuera de toda lógica que tuvo el 26 de octubre en la librería “El Ateneo” en Buenos Aires, mostró también su vocación como ser humano. Literalmente cometió una locura cuerda, de lo que estamos hechos todos los seres humanos.

Decidió tener una aventura excepcional para su edad. Robarse un libro que holgadamente podía haber pagado. La Biografía de Gicammo Casanova (GC). Otro intelectual y académico, como él, del siglo 18. Pero libertino y muy sensual según menciona su autobiografía. ORVR tuvo un lapsus en su valoración entre lo correcto y lo incorrecto, y su decisión fue grabada con lujo de detalle dando paso al destino cruel que se ensaña con todos aquellos que son atrapados infraganti en su falta. Como si la 4T no estuviera plagada de acciones mediáticas para saciar morbos.

El estrepito de su error esta por costarle su trabajo como embajador en un país fascinante, un exilio y retiro dorado, anhelado por todos y muy acentuado en el servicio exterior mexicano. En este momento se encuentra en la cornisa del abismo laboral y en el escaparate cruel e inmisericorde de las redes sociales. Esta como el espectador de teatro ante su obra preferida, su propia vida.

Quizá en la lectura de este personaje este la respuesta a tan absurda acción.

Decía GC que nada sabe, quien no sabe para su propio provecho. Hoy más que nunca lo entiende el aun embajador. En el libro que robo, Casanova niño se mueve mecánicamente mientras Casanova adulto observa y narra.

En la biografía de GC dice: Esta vida duele, pero es la única que hay. Fuera de mí todo el miedo a vivir y fuera de mí todo el deseo de morir. Dejaré los muros de mis prisiones reales y de mis prisiones mentales. Saldré de las aguas de mis prejuicios y cruzare puentes para enriquecer mi vida con experiencias. No olvidando que en la tumba nada sentiré, que allí la tierra no es negra ni fría la noche y que justamente ahí mis ojos se secaran.

Continúa GC diciendo: Mi inteligencia y mis sentidos están siempre hambrientos y los voy a saciar sin régimen ni moderación. Comprendí que como los árboles, el sol puede estar quieto y la tierra moverse; que el paraíso es morada exclusiva de los héroes y sabios; que el infierno es un canto, el Papa un rey y el mundo un teatro.

La sensualidad y mundanalidad emergen de cada letra del libro robado; Afirma GC con aire petulante que, mujeres hubo en mi vida que fueron maestras de todas mis intrigas cuando la soledad me carcomía en cuerpo y alma, y otra vez en cuerpo.

Nunca sabré si el pretexto de los inquisidores para terminar con mi libertad fueron mis andanzas de convento o mis sentencias epicúreas.

El Tribunal de los inquisidores de Estado ordenó su detención, se le acusó de ateísmo, apostasía y faltas a la moral de la República, cualquier semejanza con la vida del embajador Valero es mera coincidencia.

Ya en la cárcel Casanova, en medio de su adversidad entendió que solo la calma le permitiría sobrellevar su difícil camino.

-Mi carcelero es un ruin y mis vecinos canallas. Les demostraré lo que puede quien ha perdido todo menos la rebeldía. Mi lugar es la luz, la brisa y los salones. Patricios de Venecia, les perdono mi prisión, ustedes olviden mi fuga.

Hay mucha naturaleza humana expuesta en sentido negativo en medio de toda esta maraña conductual de la vida académica y profesionalmente exitosa del diplomático mexicano ventilado. Creíamos que los educados, con maestrías y doctorados que se convertían en funcionarios públicos solo se robaban grandes presupuestos y obscenas extensiones de tierra y no un salaz pero muy útil libro de $198.00 pesos.

Mi morbo esta eufórico.

El tiempo hablará.

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