Navidad

Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año. Charles Dickens

¿Una palabra o un concepto? ¿Un pretexto invaluable para perdonar y acercarse a esos que podemos llamar “nuestra gente”? Lo cierto es que el origen de la navidad es celebrar la natividad, es decir el nacimiento de Jesucristo como Salvador de la humanidad. Es una creencia 100% cristiana que se ha ido comercializando de manera frívola conforme pasa el tiempo al grado que ya muchos comercios y empresas solo aluden en sus buenos deseos a un escueto y frio “Felices fiestas”, sacando de la ecuación la figura del supuesto festejado, es decir Jesucristo.

La genealogía de Jesucristo por parte de José, su padre legal, que no su padre biológico, la podemos encontrar en la Biblia en el libro de Mateo 1:1-16; y por parte de María su madre en Lucas 3:23-38.

Con un poco de lectura de los pasajes que nos expresen esta historia, podemos inferir que a José le hacia los mandados Romeo el de Shakespeare con su tonto amor por Julieta, ya que estaba estaba profundamente enamorado de María, pues cuando se entera del excepcional y verdaderamente extraordinario embarazo de su flamante esposa, todo un milagro bilógico, a quien aún no conocía en la intimidad sexual, tuvo las desgarradoras dudas que todo hombre hubiera tenido.

Dice la historia de este drama: “José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente”. Mateo 1: 19. Aun no existía aquello de “el violador eres tú”, y el pobre José quería huir con todo su amor por María y cargando a cuestas con lo que para él era “su gran decepción”.

Este hecho biológico, total y absolutamente increíble e imposible para la ciencia cayó sobre José como balde de agua fría en el fragor de su romanticismo más excelso de recién casado. No tenía manera de escuchar la adictiva serie “Dr. House”, ese irreverente pero fascinante médico que afirma que todos mentimos y que por consecuencia todo matrimonio exitoso está basado en las mentiras.

Y huyendo de lo que para él era su realidad incomoda viene otro hecho sobre natural, se le aparece un ángel en sueños y le dice, palabras más, palabras menos: José, no le saques recibir a María tu mujer, porque lo que ella trae en su vientre, del Espíritu Santo es. Mateo 1:20.

Aquí entra la suspicacia de todos los ateos mal pensados. Les vale tres cacahuates aquello que Dante Alighieri expresa en “La divina comedia” cuando dice que es imposible que la mente finita de los hombres pueda entender plenamente la mente infinita de Dios. Lo siento por ellos. En el cielo solo les diré adiós de lejos.

Querido y dilecto lector, regresando a la historia del nacimiento de Jesús, el punto es que José y María, en medio de toda esta espiral de milagros y maraña de incredulidades al embarazo de ella, decidieron hacer una familia feliz, o lo que más se le parezca a ese dichoso concepto. Y vaya que todas las familias felices se parecen unas a otras, aunque cada familia desdichada lo es a su manera.

A Jesús, gran parte de su vida le estuvieron fastidiando que era hijo de fornicación por este milagro que hoy celebramos como su nacimiento., La Navidad, que por mucho que queramos ignorarla, o incluso renegar de ella; por mucho que afirmemos que es una apología al consumismo, la realidad es que la Navidad es un tiempo especial. Aunque solo sirviese para reunirnos con amigos y familiares a los que no tenemos demasiadas oportunidades de ver y de disfrutar cotidianamente.

Si nos ponemos románticos, incluso los ateos, y cerramos los ojos y pensamos en Navidad, además de saber que hoy por la noche iniciamos el festejo, quizá en nuestra cabeza empiecen a sonar canciones aprendidas en la infancia y, puede ser, un torbellino de sentimientos encontrados que pueden ir desde la nostalgia profunda hasta la intensa alegría de saber que tenemos cerca a nuestros seres queridos.

Para abonar más a la esencia navideña, un tiempo especial para cambiar corazones, permítame decirle que un gran clásico de la literatura inglesa, Charles Dickens publicó su obra “Canción de Navidad”, quien promovió con esta novela el sentimiento navideño en su país. Cambiar para bien.

En “Canción de Navidad” el avaro Ebenecer Scrooge recibe durante la Nochebuena la visita de tres espíritus que le llevan a contemplar el pasado, el presente y el futuro para que vea las consecuencias que su actitud provoca en la vida de sus semejantes y en la suya propia, y la soledad a la que se está condenando si persiste en mantener su codicia.

Lo invito a que en esta navidad nos quitemos todo lo que podamos tener del Señor Scrooge y nos quitemos cualquier sedimento de amargura que habite en nuestro corazón. Feliz Navidad.

El tiempo hablará.

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